domingo, 19 de abril de 2009

¿CÓMO DECIR TU NOMBRE?



Madre,
como decir campanas al vuelo.
Madre,
como el sabor de las uvas
pellizcadas
en la frutera familiar.

Flauta de música ancestral
soplada eternamente por la vida
para ir sembrando hijos
a la tierra.

Hacia todas las cumbres
por donde soplan los vientos,
en el curso de los ríos
de las aguas más claras,
hay que poner a navegar
esa palabra,
ese sustantivo precursor de los dioses
y de todos los milagros.

Hay que gritar desde adentro del alma,
para que tenga eco
en un vientre de mujer,
la oración que es de todos:
Madre nido
y también Madre camino.
Madre para los hijos
que un día serán
en la vuelta de los tiempos.
Madre de ahora mismo,
en la mesa en que todos
hacemos de ti nuestro pan.

Madre, para el regreso
en que un día,
dormiremos en ti
el largo sueño de tierra callada.

1 comentario:

  1. Bellos tus textos, poeta con nombre casi casi seudónimo tanguero...
    Pero más que eso, más que la maestría verbal, me parece destacable la savia viva que late detrás de las palabras, ese afán de que la palabra sea efectivamente una herramienta de comunicación, y no mero oropel o juego de malabares.

    Por favor, felicítame a la creadora del blog, porque captó magistralmente la esencia de tu quehacer en ese epígrafe que sucede a tu nombre, y porque seleccionó unos textos que ciertamente te retratan a cabalidad. Como dice por ahí un poema de Pedro Salinas, "conocerse es el relámpago"... lo creo absolutamente, y por eso estoy cierta de que la luz que producen tus poenas no son sino destellos de tu más neto y cotidiano yo...

    Un abrazo ciberespacial, mientras esperamos al arcoiris después de los chubascos y nos demos un abrazo con menos palabras...

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